El Picnic en la pega...
Ya llevo casi mas de un mes trabajando en Wenzel+Wenzel Architekten y la experiencia no ha podido ser mejor. Lo he pasado de maravilla. La gente ha sido toda simpática conmigo, el trabajo que hago es súper entretenido. La oficina se está haciendo cargo de desarrollar todos los planos y detalles del nuevo museo de Porsche en Stuttgart.
Es una oficina de arquitectos jóvenes, por lo que el ambiente de trabajo es distendido y solidario, pero claro que intenso y a veces de larga duración. Mas de una vez me he tenido que quedar trabajando hasta las 9 de la noche, por lo que muchas veces llego muerto a la casa. Pero bueno, el trabajo es gratificante, pues he sentido el reconocimiento de mis habilidades tanto por parte de mis compañeros como de mi jefe. Es por eso que no siento para nada lejanas las posibilidades de volver algún día y esta vez como arquitecto trabajar establemente en la oficina. Esta vez claro volvería con Macarena.
Bueno, pasando a lo mas anecdótico les cuento que hace dos viernes se nos ocurrió a Gerald y Daniela, dos practicantes también de la oficina, organizarnos un picnic a la hora del almuerzo. A pleno solcito con ricos 21 grados de temperatura tuvimos un relajado picnic. Es que la cosa es tan distinta acá. A pesar de que el trabajo es arduo y bastante siempre hay tiempo y espacios para relajarse y no caer en ese gris de la ciudad que tanto nos deprime. Ahí les dejo un par de fotos para que conozcan a parte de mis compañeros de oficina.
La otra talla que me pasó fue al contestar el teléfono en la oficina, cosa que a pesar de que puedo hablar bien alemán, todavía se me hace extremadamente difícil. Y fue una de las pocas veces que me atreví a contestar una llamada en la oficina, en que me encuentro al otro lado del auricular con uno de los potos peludos de la Daimler-Chrysler, quien me vomito un par de palabras en alemán, que claramente no entendí, por lo que me vi obligado a pedirle que me repitiera la pregunta. Claramente eso le molestó. En la repetición, esta vez mas clara y concisa me dejó claro que quería hablar con mi jefa. Teniendo eso en claro ya me disponía a traspasar la llamada, cuando apreté mal una tecla, lo que claramente no hizo que la llamara pasara a mi jefa, a lo que solo atiné a decir el chilenismo "eehhhhh". Lo que yo no sabia es que decir "eh" en alemán no suena para nada bien, por lo que al escucharlo este señor alemán, me pregunto "¿Cómo dice?", justo en es momento logre apretar la tecla correcta, por lo que la llamada pasó directamente a mi jefa. No hubo tiempo de explicaciones.
5 minutos mas tarde llamó mi jefa de vuelta, habló con Gerald (el de las fotos) y le pidió que de ahora en adelante mejor contestara él el teléfono, ya que este señor se había quejado ante ella. Me sentí pésimo con la noticia. Un "eh" no me permitía contestar mas el teléfono. La impotencia era grande, pero todos en la oficina me taraban de animar diciéndome que algo así le pasa a cualquiera y que el tal caballero era mas bien un idiota con bastante mal humor. De hecho al explicarle a mi jefa lo acontecido, minutos mas tarde, encontró realmente que el tipo había exagerado un poco, por lo que me dijo que no me preocupara y que contestara todas las llamadas que quisiera, siempre y cuando no me estresara mucho el hacerlo.
En resumen ahora todos lo toman pa la chacota en la pega y siempre me andan molestando por la tallita que me mandé, pero siempre en buena onda, porque de eso realmente nos sobra en la pega y me alegro mucho que así sea.
Los quiero mucho a todos, mil besos y nos vemos en menos de dos meses.
Maquita te amo!
1 Comentarios:
A la/s 6/05/2006 6:37 a. m.,
Anónimo dijo...
Hola
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