La noche del alemán caminante. (1ª Parte)

El martes 28 de septiembre del 2005 prometía ser un gran día. Durante la mañana, y luego de varias horas de espera, desde las 8 hasta las 10 de la mañana, recibí la que desde hoy será mi hiper-mega-ultra-super cámara de foto, con la cual les podré mandar instantáneas de mis momentos instantáneos. Recuerdo que en la mañana saludé a Lenny, un alemán de 21 años que vive en la pieza conjunta a la mía. Nada en ese saludo me hizo siquiera presumir lo que Lenny me tenía preparado para lo que vendría.

El día se comportó de la manera más regular. Un sol tímido que aún lograba calentar los huesos, me recibió y acompañó durante todo el curso intensivo de alemán en el edificio de la siempre bien ponderada Schreiberstrasse (calle del escritor). Luego del curso, partimos varios amigos a la Volksfest, de la cual ya les he podido contar, y que según el comentario de Felipe, no se compara con el 18 de septiembre (jajajajaja, gran comentario pipe). Esa noche fue de fiesta y celebración, de la alegría por la vida. Canté un centenar de canciones que ni me sabía, pero que todo los borrachitos alemanes cantaban, así que yo no podía ser menos. Más tarde llegaron Ximena y Till, con los que admiramos un espectacular show de fuegos artigficiales. Luego de horas de diversión, y un litro de cerveza, nos volvimos a casa.

Una vez de vuelta en Vaihingen (pequeña comuna donde vivo), y luego de pasar un tiempo conversando de la vida con Diana, Ghey, Ximena y Till, decidí volver a casa. Eran las 2:30am, y mi cama esperaba con brazos abiertos a recibirme. Es así que salgo del edificio de las chilenas y un alemán, y me lanzo por calle Allmandring, hacia el 26-D, mi edifcio. Desde lejos puedo ver, a través de la puerta de vidrio del mismo, que alguién esta sentado en la escalera interior, sin moverse. Por mi mente pasa la idea que debe ser un borrachín cualquiera de la Volksfest, que no puede subir a su depto. Al entrar y prender la luz de los pasillos, me doy cuenta que el "borrachín" (le llamaremos de esta forma por el momento), era ni más ni menos que Lenny, mi compañero de cuarto, sentado en la escalera, con no más que sus calzoncillos a media asta de las piernas, como vestimenta. ¡Imaginen mi sorpresa!

- ¡Lenny que haces aquí! - le dije
- Abushebus je dumsipon - balbuceó Lenny.
- ¿Estas Borracho?
- No - me respondió, pero no logré creerle mucho.
- Ya loco, vámonos a la casa - le ordené, mientras lo tomaba de la mano para levatarlo e irnos.

Acto seguido me perfilo hacia la puerta de mi depto., pero noto que Lenny se levanta, abre la puerta del edificio, y sale así casi en pelota a la calle Allmandring a unos 2ºC. Le pregunté si quería vomitar pero Lenny me contestó:

- No, no voy a vomitar me voy a la casa.

En ese momento yo no creía lo que veía. Mi compañero de cuarto se perdía a la vista por las calles del campus, con los chitecos puestos, y por causa de mi sorpresa yo no pude mover un músculo para evitarlo. Luego de 5 minutos pasmado ante la puerta de mi edificio, decidí entrar a mi departamento para poder entender en algo la situación. La puerta de entrada estaba abierta, el depto. vacío, las luces prendidas y en la habitación de Lenny su notebook presentaba un capítulo de los Simpsons en alemán. Apagué todo rápidamente, mientras trataba de percatarme si había rastros de copete o algun hongo alucinógeno por la pieza del teutón, pero nada, todo limpio.

Entonces pasó por mi mente la sumblime pregunta "¿Por qué chucha me pasan estas weas a mí?" (perdonando mi correcto español). Decidí que no podía dejar a mi compañero de cuarto corriendo por el campus casi en pelotas, por lo que dejé mis cosas, salí del departamento y me fui, cual supermán con los calzoncillos sobre los pantalones, por las calles de Allmandring en busca del alemán caminante.

-Fin Primera Parte-