La noche del alemán caminante. (2ª Parte)

Recomendación: leer la primera parte, un poco más abajo, antes de continuar leyendo.
Al momento de cruzar la puerta que separa mi edificio del frío exterior, me di cuenta de algo vital e inprescindible para mi búsqueda. No veía al alemán por ningun lado. Lenny se fue caminando en una dirección, pero eso era todo lo que sabía. Decidí darmelas de Indiana Jones, y no temerle a la aventura que se me ponía ante los ojos, dejé de lado el cansancio que me roía los huesos y me dije a mi mismo: "¡Qué tanta hueá, me voy por donde mismo lo vi venir!"
Así fue como partí hacia destino no conocido, gritando al principio tímidamente el nombre de mi compañero, para no despertar a nadie, y asi evitar que me llovieran chuchadas en distintos idiomas desde todos los edificios residenciales. Pero al rato de caminar pensé que ya nada podía ser peor que la situación en que me encontraba así que gritaba cara de raja "LEEEENNNNYYYYYYYYY".
No había pasado mucho tiempo de caminar cuando me encuentro con un auto estacionado al costado de la calle Allmandring, con cinco hueones* (*termino sacado del diccionario de la real academia española) que supongo eran alemanes, por lo que me acerqué a preguntarles si habían visto a un "joven" pasar por aquí. No quise ahondar en detalles para evitar malos entendidos. Los cuatro tipos se cagaron de la risa en mi cara, o se rieron conmigo, solo que yo no me reía, y me dijeron que se había ido en tal dirección por la calle en la que estabamos. Debido a su espontánea risa me atreví a preguntarles si era un tipo que andaba sólo en calzoncillos, con lo cual las risas se redoblaron, por lo que solo me quedo seguir camninando calle abajo en busca de mi amigo.
Al llegar al final de la calle y casi haber recorrido la mitad del campus, no había seña de Lenny, y yo ya me estaba agotando. Cuando de pronto, por la calle principal del campus, aparece un auto de la correcta y siempre amable policía alemana (no es irónico). Los hago parar en busca de ayuda, y al bajarse el vidrio del auto y quedar frente a ellos, comienzo a relatarles prácticamente lo mismo que les relato ahora, tratando de explicarles en mi alemán un poco más avanzado, gracias al curso intensivo de alemán al que asisto, que mi compañero, al parecer caminaba dormido. Y digo "caminaba dormido" porque es realmente lo que les dije en alemán. No me sabía la palabra para sonámbulo, así que esa palabra la tuve que expresar con mímicas y un idioma a lo indio "Toro" del Llanero Solitario.
Creo que no se cagaron de la risa por decencia, pero por dentro no se la aguantaban. Me prometieron buscarlo y de haber cualquier novedad, llevarlo a mi casa, de la cual ya les había dado la dirección. Sin más que hacer, habiendo, creo yo, cumplido mi deber, me devolví a casa en la duda del desenlace del paseito de Lenny. Crucé toda la calle por la que lo busqué, con la esperanza de encontrarlo dormido abrazado a algún tronco o algo así, pero fué todo fue en vano.
Hasta que llego a la puerta del edificio, ahí donde empezó todo. Todavía me parecía ver a Lenny con sus calzoncillos en las rodillas, sentado en la escalera, mirándome con cara de volado del Parque Forestal. Me decido a entrar, prendo la luz de los pasillos, me dispongo a cerrar la puerta cuando aparece él, "La Esmeralda Perdida", "la Joya del Nilo", "El Cáliz de Fuego", "La piedra Filosofal", "La Flor de los Siete Colores", "La Mamá de Marco", en fin, el hueón mas buscado de la noche. Con ustedes, o mas bién dicho, conmigo... ¡Lenny!
El tipo entra corriendo, por la puerta que yo había abierto y sus primeras palabras traducidas del alemán fueron:
- ¡Juan Pablo, que bueno que te encontre! No se que está pasando, - yo sí sabía - pero me desperte sin ropa, sin celular y sin llaves fuera del edificio - yo lo contemplaba atónito.
- ¡Pero Lenny donde estabas! - pregunta idiota lo sé, pero el momento no me dejaba razonar bien.
-Estaba tocando tu ventana y la de Matt- compañero de cuarto británico - pero ni tú ni él contestaban.
- ¿Lenny, no te acuerdas de nada de lo que pasó? - pregunté para parar la cantidad de cosas que decía por segundo.
- No.
Mira, no lo bañé de garabatos por que no me sé muchos en Alemán, pero de haber podido lo hago. La cuestión es que pasamos finalmente hacia dentro del departamento, lo primero que hice fue buscar la palabra "sonámbulo" en el diccionario, y le pregunté a Lenny si él era "Nachtwander". El me respondió que sí, pero que algo así jamás le había pasado. Yo ya no estaba de ánimo para más historias ni explicaciones. Sólo me alivié de que estuviera bien, le recordé la suerte que tuvo de que yo lo hubiera visto, y yo a mi mismo me recordé la mala suerte que tengo, de que me pasen estas cosas a mí, y de no tener la capacidad de hacerme el hueón. Aunque a lo mejor esto último no es algo malo después de todo.
FIN