Juamp(i) entre Chile y Alemania

Esta página es la bitácora de mi intercambio estudiantil en Stuttgart, Alemania y de mi regreso a Chile. Durante diez meses estudié en la Stuttgart Universität, y estuve lejos de todos los que amo. Esta página fue mi nexo con todos ustedes.

2006-03-26

La vía mas rápida de malgastar una obra pública.

Artículo de la versión en línea de los reportajes del diario "El Mercurio":

El viernes quedé atrapado en el peor taco de mi vida. Yo, que había defendido con pasión la Costanera Norte, me sorprendí de pronto golpeando el volante del auto y gritando maldiciones contra las autopistas concesionadas. La interminable fila casi no se movía y yo, dentro del túnel infame, sentía que los gases de la combustión de los motores me asfixiaban.
Me comencé a enajenar. Avanzamos unos —calculo— 14 metros, lo suficiente como para que mi auto pasara justo debajo de uno de los portales de cobro automático y se escuchara el insufrible “bip”. Ahí se agotó mi ya escasa paciencia. El breve sonido me pareció un insulto. El efecto alucinógeno del monóxido de carbono me hizo imaginar el “tag” escupiéndome el oído. Comencé a gritarle al aparato prendido al parabrisas. Por alguna razón el ocupante del auto que estaba detrás de mí comenzó a tocarme la bocina. Me bajé. El tipo me miró asustado y rápidamente subió su vidrio. Pero yo no caminé hacia atrás, sino que fui hasta el “sapito” de mi sedán azul y con dos dedos lo levanté un par de centímetros. Volví al asiento y disparé un pequeño chorro de agua que hizo blanco en el parabrisas del autor de los bocinazos. Cada 20 o 30 segundos repetí la rutina hasta que el sujeto se cansó de activar el limpiaparabrisas y me permitió mojarlo impunemente. Eso logró extinguir mi mal humor.
Llevábamos siete minutos detenidos del todo. Delante de mí había un camión repartidor de una multitienda. “Si conduzco mal llame al 751...” y algo que ahora no recuerdo. Marqué el número desde el celular. Por simple curiosidad. Contestó una niña con acento sureño. Me pidió algunos datos. El lugar donde estaba y la patente del auto. Obviamente di la del que estaba atrás mío, mojado. Por joder. Ya sé que es inconducente.
Miré a mi izquierda. De inmediato reconocí a un joven diputado cuyo nombre me guardaré por amor a la democracia y temor a las represalias. El honorable —que se estará ruborizando mientras lee esto— se escarbaba la nariz con una técnica impecable y una dedicación envidiable. “Ojalá legisle con esas ganas”, le comenté al “tag”, con quien ya me había reconciliado. Miré el reloj. Llevábamos 20 minutos sin movernos un centímetro.
De pronto, allá adelante, apareció un individuo muy bien vestido que caminaba entre los autos y se acercaba a las ventanillas. No podía ser un mendigo, pero su actitud era la de un pordiosero.
Cuando llegó a mi lado bajé la ventanilla.
—¿Qué pasa? ¿Por qué no nos movemos?, pregunté.
—Es que hay un tipo tirado en la mitad de la calle que dice ser del Ministerio de Obras Públicas y amenaza con matarse a lo bonzo porque lo despidieron en la mañana acusado de haber calculado mal el ancho de las salidas de la Costanera Norte. Entonces le estamos haciendo una colecta, respondió.
—¿Y cuánto llevan juntado?, pregunté, conmovido.
—Casi 12 litros de bencina y 17 cajas de fósforos.
Ese día aprendí que los tacos pueden no ser tan malos.


Posteado por El Mercurio a las 06:49 AM | Comentarios (0)



Yo siempre dije que la cuestión no iba a funcionar y creo que hasta los que la hicieron sabían, pero como igual van a ganar plata con el cobro de la multa por congestión (un chiste de medida), les importó un rabano hacer una autopista que incentiva aún mas el uso del automobil. Obvio que se iba a llenar, si Santiago tiene demasiados automóviles. Hubiesen gastado toda esa plata en tener buses decentes y seguros, para que la gente utilice menos el auto y ahorre en un transporte público profesional y de excelencia. No se gasten con decir que las salidas estan mal diseñadas. La autopista como elemento urbano está en retirada en todo el mundo, pero nosotros la ponemos en el top 1 de las soluciones a la congestión. ¡Qué grandes somos!

PS.: El chiste del final del artículo yo ya lo había escuchado, pero con sin fín de políticos odiados como protagonistas. Ahí guateo el autor desconocido.